jueves, 3 de junio de 2010
martes, 25 de mayo de 2010
El flamenco es un género español de música y danza que se originó en Andalucía en el siglo XVIII, que tiene como base la música y la danza andaluza y en cuya creación y desarrollo tuvieron un papel fundamental los andaluces de etnia gitana.
Cante jondo
Distinción entre flamenco y folclore andaluz
El Casticismo
En 1783 Carlos III promulgó una pragmática que regulaba la situación social de los gitanos. Esto fue un hecho trascendental en la historia de los gitanos españoles que, tras siglos de marginación y persecuciones, vieron cómo su situación jurídica mejoraba sustancialmente.
Tras la Guerra de Independencia Española (1808-1812) se desarrolló en la conciencia española un sentimiento de orgullo racial, que contrapone al ilustrado afrancesado la fuerza telúrica del majo, arquetipo del individualismo, la gracia y el casticismo. En ese ambiente triunfa la moda
cañí, pues el casticismo ve en el gitano un modelo ideal de ese individualismo. La eclosión de las escuelas taurinas de Ronda y Sevilla, el auge del
bandolerismo y la fascinación por lo andaluz manifestado por los viajeros románticos europeos, fueron conformando el costumbrismo andaluz, que triunfó en la corte madrileña.
Los Cafés Cantantes
Los cafés cantantes eran locales nocturnos donde los espectadores podían beber copas a la vez que disfrutaban de espectáculos musicales. En ellos frecuentemente se producían desmanes de todo tipo, por lo que la mayoría de la población vivía de espaldas a ellos.
Según publicó en sus memorias el cantaor Fernando de Triana y
a en 1842 existía un café cantante, que fue reinaugurado en 1847 bajo el nomb
re de Los Lombardos, como la ópera de Verdi. Sin embargo, por aquel entonces los distintos cantes e intérpretes estaban bastante descone
ctados entre sí. En 1881 Silverio Franconetti, cantaor de
extenso repertorio y grandes dotes artísticas, abrió el primer café cantante flamenco. En el café de Silverio los cantaores estaban en un ambiente muy competitivo, pues al propio Silverio le gustaba retar en público a los mejores cantaores que pasaban por su café.
La moda de los cafés cantantes permitió el surgimiento del
cantaor profesional y sirvió de crisol donde se configuró el arte flamenco. En ellos los payos aprendían los cantes de los gitanos, mientras que estos reinterpretaban a su estilo los cantes folclóricos andaluces, ampliándose el repertori
o. Asimismo el gusto del público contribuyó a configurar el género flamenco, unificándose su técnica y su temática.
El Antiflamenquismo de la Generación del 98
El flamenquismo, definido por la Real Academia Española como la "Afición a las costumbres flamencas o achuladas", es un cajón de sastre conceptual donde caben el cante flamenco y la afición a los toros, entreotros elementos castizos españoles. Estas costumbres fueron fuertemente atacadas por la Generación del 98, siendo todos sus miembros "antiflamenquistas", a excepción de los hermanos Machado, pues Manuel y Antonio, al ser sevillanos e hijos del folclorista Demófilo, tenían una visión más compleja del asunto.
El paladín del antiflamenquismo fue el escritor madrileño Eugenio Noel, quien en su juventud había sido un casticista militante. Noel atribuyó al flamenco y la tauromaquia el origen de los males de España. A su entender, la ausencia de estas manifestaciones culturales en los modernos estados europeos, parecían traducirse en un mayor desarrollo económico y social. Estas consideraciones hicieron que se estableciera durante décadas una grieta insalvable entre el flamenco y la mayor parte de la intelectualidad.
La Ópera Flamenca
Entre 1920 y 1955 los espectáculos flamencos pasaron a ser celebrados en plazas de toros y teatros, bajo el nombre de "Ópera flamenca". Esta denominación era una estrategia económica de los promotores, pues la ópera sólo tributaba el 3% mientras que los espectáculos de variedades pagaban un 10%. En esta época los espectáculos flamencos se extendieron por toda España y por las principales ciudades del mundo. El gran éxito social y comercial alcanzado por el flamenco en esta época eliminó de los escenarios algunos de los palos más antiguos y sobrios, en favor de aires más ligeros, como las cantiñas, los cantes de ida y vuelta y, sobre todo, los fandangos, de los que se crearon muchas versiones personales. La crítica purista atacó esa livianización de los cantes, así como el uso del falsete y el vulgar estilo gaitero.
En la línea del purismo, Federico García Lorca y Manuel de Falla tuvieron la idea de convocar un concurso de cante jondo en Granada en 1922. Ambos artistas concebían el flamenco como folclore, no como género artístico escénico. Por ello sentían preocupación pues creían que el triunfo masivo del flamenco acabaría con sus raíces más puras y hondas. Para remediarlo organizaron un concurso de cante jondo en que sólo podían participar aficionados. Quedaron excluidos los cantes festeros, como las cantiñas,
que Falla y Lorca no consideraban jondos sino flamencos. El jurado fue presidido por Antonio Chacón, que por entonces era primera figura del cante. Los ganadores fueron "El Tenazas", un cantaor profe
sional retirado de Morón de la Frontera, y Manuel Ortega, un niño sevillano de ocho años que pasaría a la historia del flamenco como Manolo Caracol. El concurso resultó un fracaso debido el escaso eco que tuvo y porque Lorca y Falla no supieron entender el carácter profesional que por entonces ya tenía el flamenco, afanándose en balde en buscar una pure
za que nunca existió, en un arte que caracterizaba por la mezcolanza y la innovación personal de sus creadores. Al margen de ese fracaso, con la Generación del 27, cuyos miembros más eminentes eran andaluces y por tanto conocedores de primera mano del género, comenzó el reconocimiento al flamenco por los intelecuales.
Tras la Guerra Civil Española, durante la postguerra y los primeros años de Franquismo, se miró con recelo al mundo del flamenco, pues la autoridades no tenían claro que dicho género contribuyera a la conciencia nacional. Sin embargo el régimen pronto acabó adoptando el flamen
co como una de las manifestaciones cuturales españolas por antonomasia.
En suma, el periodo de la Ópera Flamenca fue una época abierta a la creatividad y que conformó definitivamente la mayor parte del repertorio flamenco. Fue la Edad de Oro de este género, con figuras c
omo Antonio Chacón, Manuel Torre, La Niña de los Peines, Pepe Marchena y Manolo Caracol.
El nacimiento de la flamencología
A partir de los años 50 del siglo XX empezaron a publicarse abundantes estudios antropológicos y musicológicos sobre el flamenco. En 1954 Hispavox publicó la primera Antología del Cante Flamenco, grabación sonora que fue un gran revulsivo en su época, dominada por el cante orquestado y, en
consecuencia, mistificado. En 1955 el intelectual argentino Anselmo González Climent, publicó un ensayo llamado Flamencología, cuyo título bautizó al "conjunto de conocimientos, técnicas, etc., sobre el cante y el baile flamencos". Este libro dignificó el estudio del flamenco al aplicarle la metodología académica propia de la musicología y sirvió de base a los posteriores estudios sobre dicho género.
Como consecuencia, en 1956 se organizó el I Concurso Nacion
al de Cante Jondo de Córdoba y en 1958 se fundó en Jerez de la Frontera la primera Cátedra de Flamencología, la más antigua institución académica dedicada al estudio, la investigación, conservación, promoción y defensa del arte flamenco. Asimismo en 1963 el poeta cordobés Ricardo
Molina y el cantaor sevillano Antonio Mairena publicaron alalimón Mundo y Formas del Cante Flamenco, convertida en obra de referencia obligada. Con un lenguaje sencillo el libro describe la variedad de palos y estilos, y narra la historia del cante, defendiendo erróneamente que el flamenco fue obra exclusiva de los gitanos, que lo mantuvieron en intimidad hasta que hicieron de él su profesión. Asimismo el libro diferencia entre el cante grande (meramente gitano) y el cante chico (aflamencamiento de las tonadas folclóricas andaluzas y coloniales). Por lo tanto, la obra de Molina y Mairena, introdujo en la flamencología la "tesis gitanista" y el "neojondismo" como líneas de investigación.
Durante mucho tiempo los postulados mairenistas se tuvieron prácticamente por incuestionables, hasta que encontraron respuesta en otros autores que elaboraron la "tesis andalucista", que defendía que el flamenco era un producto genuinamente andaluz, pues se había desarrollado íntegramente en esta región y porque sus palos básicos derivaban del folclore de Andalucía. Asimismo mantenían que los gitanos andaluces habían contrib
uido determinantemente en su formación, poniendo de manifiesto la excepcionalidad del flamenco entre las músicas y danzas gitanas de otras partes de España y Europa. La unificación de la tesis gitanista y la andalucista ha acabado por ser la más aceptada hoy en día. En resumen, entre los años 1950 y 1970, el flamenco pasó de ser un mero espectáculo para convertirse además en objeto de estudio.
La Fusión Flamenca
En la década de 1970 en España se respiraban aires de cambio social y político y la sociedad española ya estaba bastante influida por diversos estilos musicales venidos del resto de Europa y de los Estados Unidos. Asimismo existían numerosos cantaores que había crecido escuchando a Antonio Mairena, Pepe Marchena y Manolo Caracol. La combinación de ambos factores desembocó en un período revolucionario llamado Fusión Flamenca.
El representante musical José Antonio Pulpón fue un personaje decisivo en esa fusión, pues instó al cantaor Agujetas a colaborar con el grupo sevillano de rock andaluz Smash, la pareja más revolucionaria desde Antonio Chacón y Ramón Montoya, iniciando un nuevo camino para el flamenco. Asimismo propició la unión artística entre el virtuoso guitarrista algecireño Paco de Lucía y el largo cantaor isleño Camarón de la Isla, quienes dieron un impulso creativo al flamenco que supondría su definitiva ruptura con el conservadurismo de Mairena. Cuando ambos artistas emprendieron sus carreras en solitario, Camarón se convirtió en un cantaor mítico por su arte y su personalidad, con legión de seguidores, mientras que Paco de Lucía reconfiguró todo el mundo musical del flamenco, abriéndose a nuevas influencias, como la música brasileña, árabe y jazz e introduciendo nuevos instrumentos musicales como el cajón peruano, la flauta travesera, etc.
Otros intérpretes destacados en este proceso de renovación formal del flamenco fueron Juan Peña El Lebrijano, quien maridó el flamenco con la música andalusí, y Enrique Morente, quien a lo largo de su dilatada carrera artística ha basculado entre el purismo de sus primeras grabaciones y el mestizaje con el rock.
sábado, 8 de mayo de 2010
ASPECTOS DE LA IDIOSINCRASIA DEL PUEBLO ANDALUZ
saludos andaluces.